domingo, 20 de febrero de 2011

Mundoloco, eso es lo que a mí me parece éste del facebook o comoquiera que se escriba, ya me entendéis. Un diálogo de besugos trufado, con el invento añadido de irte avisando de que la gente, tus amigos, van cumpliendo años. ¡Como si fuera para celebrarlo! Una gente estupenda, pletórica de ilusiones y sentido del humos, que se va mustiando con el paso del tiempo, que todo lo domina, doma, erosiona y acaba y luego te dicen que así se acaban las glorias de este mundo y santas pascuas.

Estuve ayer, dale que dale, metiendo la nariz por algunos de los entresijos del mundoloco ese que digo y divierte, pero no ofrece continuidad ni coherencia. De repente, aquí te dicen que no puedes escribir más que no sé qué número letras, allá te explican que una cosa es un comentario y otra una nota, que la nota puede ser más larga, y por qué y para qué, si lo que pretendes decir ha de decirse a tu modo, con tu extensión, puede que excesiva, pero todo el mundo sabe que cuando no se tiene razón, pongo por ejemplo, han de usarse muchas más letras, palabras y frases para tratar de envolver a tus contradictores en el sofisma y el engaño de apariencias que los traigan a tu riego.

¿No es lo que hacemos a veces? Nos damos cuenta de que no tenemos razón, de que tiene muchas y mejores el que te contradice, pero ¿quién convence al amor propio y al subconsciente de uno de que debe plegar velas y retornar al puerto donde se cuecen las rectificaciones? ¿Quién es el virtuoso espécimen que reconoce haberse equivocado y sin más decide rectificar? Los habrá, no digo que no, pero la experiencia me avisa de lo contrario.

Leo tres libros a la vez y el más banal es el más entretenido. Hay otro que me asombra al ver cómo su autor se erige en medidor del comportamiento de sus semejantes, a los que trata de poner en sendos tarros, probetas y placas de microscopio como si él pudiera permanecer mirando desde fuera el espectáculo. Patético esfuerzo por desentenderse de las responsabilidades, so pretexto de tener fórmulas esotéricas que resolverían los problemas de nuestra sociedad, su espacio y su tiempo. El tercero es una biografía y el biógrafo, audaz, cuando relata los hechos concernientes a su biografiado, se permite la añadidura de lo que dicho biografiado pensaba cuando hizo o le hicieron determinadas cosas. Bueno. La calidad y el desparpajo permiten deslices de cuyas consecuencias debe tratar de defenderse el lector con subrayados y acotaciones en los márgenes.

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