En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
viernes, 4 de julio de 2008
Leo dos noticias asombrosas; una señora ha sobrevivido en la selva colombiana a seis años de secuestro. Seis años, día tras día. Seis años que le han hurtado de la convivencia con aquellos que la querían o a quienes quería ella. Todo un torrente, una catarata de palabras, que ahora digo yo que ha de ser como si hubiera sido dada por muerta y hubiese resucitado. La otra noticia parece increíble y consiste en que alguien haya constatado que de los agujeros negros del universo escapa información. Los agujeros negros absorben cuanto los rodea, incluida la luz, pero algo, ahora, como la señora de la otra noticia, ha logrado escapar y tal vez podríamos recobrar la imaginación de que más allá de cada remolino supuesto en el interior de estos misterios, haya mundos paralelos en que nuestras contrafiguras o nuestros equivalentes pueden haber reproducido nuestra conducta al revés o copiarnos simplemente nadie habría podido hasta ahora averiguar con qué resultado. No dice la noticia si la información que se recupera son notas sueltas, fragmentos, retales de tiempo o de espacio o melodías completas y la explicación de alguno de los errores de la historia de los humanos. Habrá que estar atentos para que nadie se arrogue la facultad de interpretar esas noticias, que nos llegarían entonces manipuladas, de nuevo mendaces, como tantas de las informaciones que nos pasan con la mueca de una sonrisa los que intentan llevarnos a su huerto para distraernos del paisaje.
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