Me he puesto aquí, sobre el escenario, en la tira de cristal preparada para el microscopio, hasta el que me llevo, encajo y miro. No puedo estar a la vez mirando y contemplado, analizado, razones por las que renuncio, me abandono y salgo a la calle, dispuesto a tratar de averiguar si la gente se ha dado cuenta de que hay otro blog, ahora mío, y advierto que no, que siguen yendo a lo suyo, cada cual, sin advertir este hecho cuya trascendencia se les escapa. Y sin ambargo hay ahora una pizarra en la que puedo ir poniendo sumas, restas y deducciones sin valor.
Aprovecho, me compro un tajalápices y una goma de borrar, y cuando lo estoy haciendo me digo: pero bueno, ¿todavía no te has dado cuenta de que esto es un blog? La señorita de la papelería lo ha empaquetado todo y me da no sé qué arrepentirme. le sonrío, me sonríe. De pronto me espeta: ¿usted escribe versos, verdad? Pues ... sí. Un amigo común me ha prestado uno de sus libros. ¿Y ...? ¡Pues a mí me gustan! Y yo: bueno ... quizá alguno ... Lo cierto es que no sé qué decir, así, cogido de improviso. Indudablemente avergonzado. Pago y me voy. ¡Qué día!
1 comentario:
Los principios son lo más difícil y sin embargo, ¡qué fácil va a ser para ti!
Nos veremos por aquí.
Un abrazo amigo.
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