Cada día clave
de cada etapa del vivir, que nadie
sabe cuál es,
cada uno de nosotros
mata a su viejo yo, renace, convertido
en asesino de sí mismo. Deja
en el camino el cuerpo de las víctimas,
una tras otra, cada cual vestida
con jirones y harapos de los sueños
que tuvo.
Sólo la muerte
puede recuperar, definitivamente libre,
aquel niño inocente, que fuimos.
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