En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
jueves, 1 de mayo de 2008
Hace muchos, tal vez infinitos años … ¿Cuántos años pasan desde que cada día se transforma en pasado y se repite el mismo día, con el mismo nombre y apellido de ser el mismo mes, pero ya es otro año con cualquier número de la serie de los años? Vuelve, cada año, como si fuese el mismo, a ser otra vez el día y la hora de nuestro nacimiento, o tal vez el día de nuestra futura muerte, que ocurrirá, inexorable, cuando deba ocurrir. Hace mucho años tal vez era hoy también, como lo será nunca jamás o siempre que sea este día. Esta fotografía que amarillea por los bordes y contiene a seis personas de las cuales sólo yo estoy aún vivo, con los otros cinco en la memoria. Se va llenando, la memoria, de fantasmas, que me ayuda a evocar la música de Chopin, tocada, estos nocturnos, con ritmo de jazz, que acentúa la nostalgia implícita en el temblor de las curdas del piano, heridas con alternativas ternura y energía, convirtiendo la tarde en recuerdo de una noche sin demasiada hondura, transida de luces que parecen respirar desde nuestro rincón de luz, donde la fotografía es incapaz de revelar lo que pensábamos, ni siquiera yo, que todavía estoy vivo y soy capaz de saber que estábamos allí, en un rincón mágico del mágico jardín de los recuerdos de mi niñez en cambio olvidada.
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