Huele a churros la vega,
huele a miércoles de churrero arremangado,
vendedores de nada y de retales,
negros de ébano y marfil,
todos sonrisas,
cómprame –dicen- y te alargan
bolsos, relojes, películas y música enlatada,
cómprale al negro, que vino de lejos
a venderte quisicosas de mentira,
pero a mitad de precio,
regateando, si quieres,
y si no
pagándote la estancia
con la paciencia disuelta en una risa
sin alegría.
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