La corteza del árbol, la textura
de esta tela, la piel
¿o no tiene piel? del hierro
frío,
que es como un reptil, algo sin sangre,
cada cosa que toco despierta
sugerencias,
sensaciones,
recuerdos. Pongo a calentar el hierro
hasta que se convierte en luz y calor,
le doy forma,
enfría, ahora voluta, al tocarlo
ha vuelto a ser el mismo, pero ahora
disfrazado
de forma, de algún modo convertido en perfil
de la idea,
que estuvo un momento en la imaginación del artesano,
que ahora la ha olvidado.
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