jueves, 1 de mayo de 2008

Podrás pintar un paisaje con palabras, notas musicales o coloreando el lienzo, la madera o el soporte de que se trate, con tus pinceles y será posible a cada cual verlo con los ojos, o con la imaginación, o, siguiendo, de la mano de tu relato, las formas, los colores, incluso el movimiento de las figuras anónimas, cuya historia individual tendrá probablemente el espectador que imaginar, como cuando atraviesas pueblos y llanuras, o la montaña, y te cruzas con otros y sólo sabrás de ellos que eran personas que de seguro eran capaces de razonar como tú, o equivocarse, o perderse en divagaciones, pero no están destinados, desde tu punto de vista, tu perspectiva, de espectador, más que a ser parte del paisaje que recordarás de aquel viaje que hiciste un día.

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