Pasito a paso,
va la nube
limpiando el trozo de cielo que le correspondió hoy.
La nube, con una mano,
limpia,
se carga, se llena del agua azul que cubre el cielo,
se esponja, y mientras tanto
le cuenta al niño una vieja leyenda
que habla de trovadores,
de amores
y el niño se duerme, sin saber cómo ni cuando,
y se hace hombre hecho y derecho, sin darse cuenta,
se despierta
y llora.
Es la nube, que, de pronto,
se ha echado a llover,
desconsolada
como llueven las nubes,
sin saber por qué.
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