La niña le canta al fuego
recién inventado
por la ilusión con que mira,
todavía inocente, sin amor,
fuego y flor
en la fragua y en el pecho de la niña,
que no sabe
lo que son,
pero le están ahogando
aquel amor primero que tenía,
en un primer dolor
del olvido reciente,
que le ha desalquilado esta mañana el corazón.
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