En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
domingo, 3 de agosto de 2008
Esta tarde me doy cuenta de que ya lo he hecho una porción de veces, esto de derramar un chorro de palabras para que otro le ponga fotografías, dibujos, cuadros o música. Y me maravillo en cada ocasión al descubrir la belleza del dibujo, del cuadro, de la música que me arropan las palabras y tal parece que al decir lo que dije, lo dije mucho mejor que como lo dije. El compañero, que firma conmigo cada conjunto de una de estas cosas que vamos haciendo, ha exprimido las palabras que yo escribí hasta la última gota del extracto de su respectivo concepto. Sigue habiendo, también, sin embargo, incomprensibles, tal vez impenetrables gentes a que por mucho que hables no consigues que te escuchen, empecinados como van en la solidez inconmovible de sus verdades. Nunca aprenderán, si no se corrigen a tiempo, a cantar a coro. -
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario