lunes, 1 de diciembre de 2008

Esta tarde tampoco
habrá puesta de sol, las oculta la tristeza
de la lluvia,
ese quedarse dormido
del día
cuando amanece gris
como una vieja estampa en blanco y negro.
Parece imposible amar,
hoy,
que no somos, la gente,
sino fotografías
de los fantasmas que seremos,
el ruido sordo
de las cadenas arrastradas a través de la noche,
cuando nada es probable que exista
no sabe nadie a ciencia cierta
si ya o si todavía. Hoy
pienso que estamos solos, cada uno
con su temor
o con la esperanza que nos queda
o con el escepticismo ya sobre la mesa,
envuelto en papel de regalo.
Y sin embargo, sé que me rodea
la presencia de todos vosotros, sé
que algunos
¿ya?
¿todavía?
estamos vivos esta tarde de otoño.

No hay comentarios: