Esta tarde tampoco
habrá puesta de sol, las oculta la tristeza
de la lluvia,
ese quedarse dormido
del día
cuando amanece gris
como una vieja estampa en blanco y negro.
Parece imposible amar,
hoy,
que no somos, la gente,
sino fotografías
de los fantasmas que seremos,
el ruido sordo
de las cadenas arrastradas a través de la noche,
cuando nada es probable que exista
no sabe nadie a ciencia cierta
si ya o si todavía. Hoy
pienso que estamos solos, cada uno
con su temor
o con la esperanza que nos queda
o con el escepticismo ya sobre la mesa,
envuelto en papel de regalo.
Y sin embargo, sé que me rodea
la presencia de todos vosotros, sé
que algunos
¿ya?
¿todavía?
estamos vivos esta tarde de otoño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario