lunes, 29 de diciembre de 2008

Y hace tanto que casi ni me acuerdo,
pero me miraba en el fondo,
nadaba, en el fondo de tus ojos.

Dime,
¿qué hiciste
desde entonces?
¿echarme, a la vez,
de ellos y de tu recuerdo?

Cuando la tristeza baja
como un regato mínimo
de agua clara y cantarina
y se me convierte,
abajo,
en mi valle sombrizo y sombrío de los días malos,
en niebla con sabor a tus lágrimas,
me descubro en el recuerdo
de la imagen
que guardabas
en el origen de todas tus sonrisas, el origen
de la luz,
el fondo insondable
de tus ojos.

Si aún estoy ahí,
me cabe
la esperanza
de que no sea cierto eso que dicen mis sentidos
de que se acabó el mundo aquella tarde.

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