En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
sábado, 10 de abril de 2010
Hoy es día de fútbol. La gente sufrimos, leve, pero visiblemente, el temor de que gane el otro y pierda el nuestro. Curioso que casi todos, además del equipo de cada pueblo y de cada provincia, nos identifiquemos como afectos al Madrid o al Barcelona. La España siempre partida en dos cachos sensiblemente equivalentes del tópico. Y más curioso aún que los protagonistas, los que juegan, o, por lo menos la mayoría de los distinguidos, han venido de fuera. ¿Qué apoyamos los partidarios de éste o de aquél? ¿Una camiseta? ¿Un nombre? ¿Un sueño? Sea lo que sea, incluso los poco aficionados, lo apoyamos con evidente entusiasmo. Ah, me olvidaba. Como decíamos allá por nuestros tiempos de bachillerato, yo "salto" por el Barcelona.
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