viernes, 1 de mayo de 2009

La complicada trama social, con ese muestrario de locuras que cada día nos cuentan, casi todas banales de correveidile de cuando los pueblos eran como ciudades y viceversa, y cada domingo se reunían las viejecitas con los viejecitos en el lago de la sombra de la gran olma de la plaza mayor, si Castilla, o debajo del gran texu de xunta l’iglesia, si en las Asturias, pero ahora categóricos motivos de tragedia clásica narrada por los nuevos Aristófanes de este tiempo. No me corrijan, sé que Aristófanes escribió el equivalente de los sainetes y los juguetes cómicos de su tiempo y sé que las tragedias clásicas, de haber sido escritas por Aristófanes, habrían sido descritas de un modo aún más jocoso que cuando Homero cantó aquello del engaño de los cíclopes por el divinal Odisea. Las revistas y los noticiarios del ramo de la rosa, están clamorosamente necesitados de untar sus páginas con el espíritu de La Codorniz.

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