En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
martes, 5 de mayo de 2009
Todo se va disolviendo en el azul impasible del cielo. No llegan allí ni los pájaros ni las palabras. Todo se queda, cuando más, en ser nube un momento, hecha de sueños que se van incumpliendo.
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