Llueve y hace sol. Menos mal que es alternativamente, porque cuando llueve y hace sol a la vez, el refrán continúa diciendo que andan las brujas alrededor. No hay brujas –dice mi nieta, pero mira, por si las moscas, en su propio entorno-. Dicen que los gallegos, de las que llaman meigas, aseguran que haber háylas, lo que pasa que disponen de camuflaje de campaña muy sofisticado y desde que las persecuciones del medievo las diezmaron seriamente, procuran pasar con disimulo y sólo proporcionan bebedizos a la gente de mucha confianza, bien para aojar a algún malapersona, bien para lo que más les gusta que es sembrar el mal de amores, de que pocas cosas curan, como no sea la herba de ‘namorare de san Andrés de Teixido, uan romería que siempre me ha llamado mucho la atención por ese dicho que hay de que todo gallego que se precie ha de ir una vez, y si no ve “de vivo”, lo tendrá que hacer “de morto” y por eso tienen que ir los romeros con mucho cuidado de no pisar las ánimas de los mortos, que toman a veces formas de insectos o sabandijas de lo más variado.
Mayo pasa casi, en cuanto pasa san Isidro Labrador, que dice otro refrán –los hay para todo y su contrario- que quita el frío y pone el sol; el contrario está en otro refrán según el cual, hasta el cuarenta de mayo, no nos debemos quitar el sayo. Este año parece que está vigente el segundo refrán porque el frío no se acaba de quitar de las calles que van sensiblemente de norte a sur, es decir, que en esta villa siguen más o menos la orientación de los vientos del norte y el nordeste, que son las más frecuentes, además de ese otro que a veces viene del sur y enloquece, abruma, agobia y derriba los árboles más débiles o más viejos.
Y ya que estamos de refranes, dedicaré un afectuoso recuerdo a mi profesor y maestro de Civil, parte General, que decía los aforismos no eran más que la cobertera de la pereza del pensar jurídico. Lo traslado a los refranes. Son también cobertera de la pereza en el pensar.
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