En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
domingo, 31 de mayo de 2009
Sé que rezaste, mucho, por mí, porque, de vez en cuando, hasta tengo la tentación de ser bueno. Creo que el buen padre, Dios, tiene debilidad por las madres. Será cosa -me digo- de ser las herramientas de la vida y parirnos con dolor.
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