viernes, 3 de julio de 2009

Si te recitase hoy un poema cualquiera
sonaría gris, como el aire que respiro, esta niebla
cansada, que se ha parado a descansar
bajo el alero
de mis más disparatados sueños. Los sueños
que soñaba de niño, los que fui
desgranando de mayor sin hacer,
en las viejas aulas, entre latinajos poco menos que incomprensibles
y los primeros artículos de las primeras leyes
con que nos íbamos topando. Si te recitase
hoy
alguno de mis versos
se me trabaría la lengua entre amores y fracasos
de la persecución que ha de hacer cada hombre a través
de los más profundos bosques de conocimientos,
que para colmo son insuficientes,
en busca de la soledad prevista para él, un paradójico lugar
donde hay más seres humanos, todos boquiabiertos o jadeantes,
todos puro anhelo de llegar a ser diferentes
de lo que son, separarse de sus sombras,
sin darse cuenta de que cuando más,
el mejor de nosotros,
lo es cuando dice una hermosa palabra que otro entiende
para compartir un sueño, antes
de morir

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