viernes, 21 de agosto de 2009

Hagamos de un sueño una palabra,
de una palabra una canción,
y desde la canción, cantada a coro,
hagamos de nuevo un sueño.

Nadie se ha de enterar,
sólo nosotros,
los tontos,
los poetas,
los que perdemos el tiempo contando nubes,
peinando las olas de la mar
con el anhelo
de surcarlas.

Ellos, la gente importante
se ocuparán de las cosas
trascendentales.

Preparemos un mundo para lo que quede
cuando todos estos se hayan logrado enterrar
bajo su afán de dinero,
de fama,
de poder. Preparemos
un mundo secreto
en que refugiarnos a jugar, maleducándolos,
con nuestros pobres nietos,
carentes de niñez.

Guardemos
para el futuro de los niños perdidos,
que nos rodean,
nos piden auxilio, no saben qué les pasa,
un mapa
muy secreto,
que contenga la clave de los caminos
que llevan
a nadie sabe muy bien dónde
pero los menos sabios,
los más ingenuos,
sabemos que el el único lugar a que vale la pena
ir.

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