En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
martes, 11 de agosto de 2009
Una red no es más que una trampa sutil, trenzada con muy pocas palabras, por eso el amante se limita a repetir a su amada, una y otra vez: te quiero, nada más.
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