Cada nueve de agosto, desde hace 83, he venido cumpliendo
puntualmente años a la una de cada sucesiva madrugada. Eso me dijeron mis
padres: naciste casi con el día. Y me pusieron el nombre de uno de los santos
del día, que miraron en uno de aquellos entrañables calendarios de taco, que
arrancas la hojita de cada día y por detrás te contaban, y supongo que sigan
contando, un chiste, lo que ahora se llama un minicuento, una receta de cocina
o te animaban a hacerte un pequeño filósofo elemental.
Este año, el cumple, bendito sea el buen padre Dios que me
permitido celebrarlo con mi mujer, mis hijos, las suyas y la baraúnda de los
nietos, me ha cogido escorado de estribor y a medios pelos.
Peor lo estarán pasando en Andalucía, cuando, en Córdoba y
no se si en la Sevilla de los azahares, prevén los vigilantes del tiempo
posibles temperaturas de cerca de los 50º.
Inimaginables para quienes estamos agobiados al filo de los
30, aquí arriba, al borde mismo del Cantábrico, que se aplana, aparentemente
humilde y dócil, para fracaso de los surfistas. Allá van, con su tablón al
hombro. Dicen, se corren el bulo, de que unos kilómetros al este o al oeste,
hay una playa … No la hay. Hay, para ellos, el equivalente de la calma chicha
que dejaba inmovilizados e inermes a los veleros de las novelas de aventuras y
los relatos de viajes y descubrimientos.
Por casa, Laila y su amiga Nana, la golden de mis hijos,
buscan refugio oscuro y recóndito, sobre todo Nana, para el espantoso estruendo
de los voladores, y, sobre todo Laila, rincones sombrizos sin moqueta ni
madera. Ambas se dejan caer, resoplan, se relajan. De vez en cuando, con un
rápido movimiento, atrapan una mosca. Me acuerdo de Dámaso Alonso. Al
atardecer, se desesperan las mosca y muerden, incluso, si los llevas, a través
de los calcetines.
Mundo tremendo, con la economía soterrada, hibernando a
contra estación, pero sin dejar de roer, con esos intereses, como los dientes
de los castores, que no paran de crecer, mundo cruel, este que los que estamos
apeándonos dejamos al relevo, que el buen padre Dios nos ayude, a nosotros a
apearnos y a ellos a seguir escribiendo la historia de todos.
1 comentario:
Querido Román:
El motivo de la presente es confirmarle que la hojita del calendario sigue estando escrita por detrás. La de ayer, en concreto, transcribe "Palabras del Alma" de Mahatma Gandhi.
Suyo afectísimo.
Marcelo
PD por el anverso, en este caso, también incluye una cita de PEMÁN.
Reitero afectuoso saludo.
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