Formo un ramo
de recuerdos,
ahora, en la soledad de la estancia cerrada,
luz artificial,
ordenador,
preguntas y respuestas del nuevo catecismo
que ahora
se llama
internet.
Llueve afuera, hace sol, quien sabe
por donde va hoy,
versátil,
la primavera.
Aquí, en la semipenumbra, en el cono de luz
que ahuyenta, hasta cierto punto,
los miedos ululantes.
Dime, tú lo sabes, ¿es el miedo
lo que mata?
La jauría inventada por Lowecraft, o, no sé,
sin inventar aún, como hizo García Lorca,
que vió
“un horizonte de perros”
ladrar
“más allá del río”. Estos, de Tíndalos,
aúllan,
todavía lejos,
todavía más allá del horizonte, por donde vienen,
gemelas,
la nostalgia morena y la esperanza rubia,
la luz amatista y la primera luz
que enciende la flor del agua,
sujetándolos.
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