viernes, 11 de diciembre de 2009

Leo en alguna parte que una galaxia ha chocado sabe Dios cuándo con otra y ahora lo han visto los telescopios increíbles de la época y nos cuentan que junto a un agujero negro que se estaba comiendo a una galaxia, ha llegado otra y chocan ambas y seguro que en alguna parte se produce otro fenómeno parecido, pero de sentido contrario, para equilibrar la maravilla del universo, en el fondo de todo, materia y energía que bailan la danza de la vida y la muerte en que consiste nuestra misteriosa zarabanda. Grandes cantidades de ambas cosas, materia y energía, se habrán convulsionado con motivo de motivo de este hecho que el telescopio nos acaba de transmitir con un sobrecogedor silencio, reduciendo el inmenso acontecimiento a simple espectáculo de que sólo nos separa la distancia. Y seguro que de algún modo, éste, como cualquier otro acontecimiento que ocurra en la creación, de algún modo nos incumbe y afecta, aunque no sepamos cómo ni cuándo lo habrá hecho o estará punto de hacer. Somos una curiosa especie, la humana, capaz de entender que todo el universo está interrelacionado, pero también de enfrascarnos en las cosas que nos rodean o que sencillamente están más próximas. Y es que somos, a la vez, nuestra infinitesimal persona, diferenciada y única, y parte de un todo de dimensiones inmensas.

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