lunes, 17 de noviembre de 2008

Es un libro banal. Podría no haberse escrito y no hubiera pasado nada. La historia de la literatura mundial no habría sufrido lo más mínimo y quedaría un espacio de mayor probabilidad para la publicación de otro libro realmente merecedor de publicación-

Cierto. Supongo que cierto, pero ¿sabéis lo que costó escribirlo? ¿lo sabéis todo? ¿sabéis por qué escribe quien lo escribió?

Este libro banal, pero inteligible para cualquiera, expresa el banal sentimiento de una persona banal. De las que andan todos los días por la calle, hacen las colas de las cajas de los supermercados, de las fuentes públicas –cuando las escaseces y las averías-, en la panadería y la carnicería. Hablan un idioma diferente del de los eruditos y la mayor parte de las veces no comprenden esos esfuerzos filológicos y semánticos que buscan, muchas veces infructuosamente, todo hay que decirlo, la originalidad.

Tiene que haber gente sencilla para hablar con la gente sencilla desde su misma perspectiva. En ocasiones, En ocasiones, hasta los políticos de modo indebido, por casualidad o manipulación venidos a más, yerran pensando que el resto de la gente tiene su misma ambición de una felicidad ni siquiera análoga a la suya.

No es un libro banal. No los hay. Los libros son pensamientos que se expresan en voz alta. Lo que hay es gente más sencilla de entender. Gente sin aparente importancia social. Son los más numerosos de cualquier grupo de gente imaginable.

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