lunes, 3 de noviembre de 2008

Nadie –dijo Ulises, preguntado por Polifemo-, me llamo Nadie, como los lunes, que, dedicados a la luna, están hechos de luz de luna con polvo de luna flotando dentro, en cada rayo de luz, y parecen nadie, pero ya, ya, como Ulises, que se la dio con queso al tremendo Polifemo, y si os fijáis, hay en las viejas narraciones y en las leyendas viejas una tendencia evidente a dar la razón a los pequeños, cuando se enfrentan con los grandones: David con Goliat, Ulises con Polifemo, que siempre los más grandes llevaron la peor parte. Y es que la luz de la luna parece que no es luz, sino tiniebla encendida y por eso alumbra apenas los caminos de nadie hacia ninguna parte, como si anduviese, la luna, jugando a ser sombra no sé si de la tierra o del sol y de sus quiebros brotaran los lunes, ese día después del domingo en que para revivir tal parece que hubiéramos de recomponer el hábito rutinario de cada día laborable.

Bueno, pues eso; es lunes. Iniciamos, con la crisis baqueteándonos sin piedad, el descenso hacia la Navidad, con la bolsa escasa y las ganancias inciertas. ¡Vaya camino, el de este año, hacia la Pascua! Los Magos y Papá Noel y Santa Claus y San Nicolás, echando todos sus cuentas, rascándose los bolsillos, mirando por el fondo de las alcancías y las viejas arcas del desván, en busca de la última moneda, que los niños del mundo no tienen la culpa de hipotecas basura, burbujas inmobiliarias, euribores e índices bursátiles y están piafando a la vez los camellos y los renos, aunque sea lunes, porque noviembre es mes de castañas y hogueras, chimeneas y callos por la feria de santa Catalina, y matanza, sellar el granero, mirar si el oso anda buscando osera y porque ha empezado a nevar en lo alto, muy de noche, desde las brañas se oye cómo aúllan los lobos, supongo que para darse recíprocamente ánimos para pasar lo que viene de invierno, que este año dicen los más viejos del lugar que entre pitos y flautas va a ser duro de pelar.

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