Las multiplicadas letras de los grandes titulares de media
docena de periódicos que son los que en realidad rectifican la trayectoria del
mundo a capricho de los socios capitalistas de su comandita, son las que
marcan, definen y establecen el deslinde y amojonamiento de la realidad virtual
en que se nos agita antes de usarnos.
Nada es verdad ni mentira hasta que los gurús publicitarios
lo dan por bueno, promulgan y confirman a través de las agencias que al
manipular con hábil sutileza, crean cada noticia y la reconvierten en lo que no
había sido. Un pie de foto convenientemente aliñado, muta un saludo en desafío
y viceversa, inventa un acontecimiento una aventura o una desventura en lo que
en realidad podría no haber sido más que el gesto de desasosiego que puede
provocar un golpe de viento.
Da pena, mirarse en los ojos de quienes se cruzan contigo en
la calle y como puede que tú, traigan y lleven la vacua expresión de los
entrecomillados famosos de las trifulcas apantalladas en la televisión nuestra
de cada día como sucedáneo del pan.
Cuando estuviste allí, te sorprende a la mañana siguiente el
titular de tu habitual breviario, pero lo malo es que acabas, por arte y gracia
de los artistas y hasta los artesanos del enhebrado de palabras, por desdecirte
de tus propios testimonio y criterio y acabar lamentándote de no haber sabido
ver lo que en realidad no ocurrió y sin embargo te cuentan y das por bueno el
mirar del otro y su peculiar reinterpretación y acabas por ignorarte a ti mismo
y dejar que piensen por ti, que para eso están y lo saben, los muy cucos, que
lo cierto es que también para eso les pagan todavía, en esta época en que, a
pesar de todo, ya se les eriza el pelo del cogote cuando oyen decir que el
magnate nutricio se ha enterado de los que es un “ere” y se está cansando de
que le cueste demasiado dinero reinventar cada mañana otro mundo en cuyas aguas
sumergir la inocencia del azacaneado humano de nuestra imprevisible época,
incapaz de asimilar la catarata del futuro una vez que se han abierto los
aliviaderos del sosiego en el pensar y el alivio de amar y ser amado a ritmo de
balada.
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