Dejas de trepar al monte,
donde solías,
porque,
la vejez ha estrechado tus pulmones, gastado
la energía
que movió tus pasos, te llevaba,
paisaje adelante,
hasta más allá del recodo, de destino imprevisible
de cada camino
del paisaje del cuadro.
Dejas de ser un hombre capaz
de respirar hondo
hasta el motivo mismo, el hontanar
de cualquier tristeza.
De pronto, te descubres,
eres,
soy
una racha de viento, que pasa.
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