lunes, 22 de febrero de 2010

Fabricaremos un barco
no demasiado grande
ni pequeño. Un barco de vela y de motor,
contrataremos
una tripulación y un sueño.
Tú,
serás una pasajera,
yo el grumete. Me enamoraré de ti,
pero no sé si tú …
¿Me querrás tú o serás
misteriosa y lejana? Durante el viaje
habrá un motín, nos abandonarán
en una isla desierta. Yo
enamorado. Tu
aún desconocida, para mí.
-No venía por ti –me dirás-,
pero es igual, me he de llevar un hombre
enamorado, y tú dices que lo estás.
Soy la persona
más solitaria,
soy
la última palabra, o hay quien dice
que podría ser
el eco de la primera palabra. Soy,
como habrás adivinado,
la muerte.
Aún así, caí en sus brazos
loco y enceguecido
de amor
y ella en los míos,
nos apretamos
latido contra latido
de dos corazones frenéticos,
gemí que la quería, suspiró
que me amaba, y al quedarme dormido
tal vez para siempre,
me pregunté cómo y quién
será nuestro hijo.

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