domingo, 27 de junio de 2010

Tarde dominical.
nubarrones,
que se apelmazan como pensamientos sombríos,
las nubes se entristecen y llueven
con la mansa humildad de la tristeza.

Canta la brisa
en los magnolios, que están en flor,
del parque. Alrededor
del quiosco de periódicos
y golosinas para niños,
se desparrama la sombra de las noticias.

Mi abuelo Emilio, siempre que llegábamos
preguntaba
si traíamos noticias. No, abuelo, no pasa nada. Creo
que se pasó la vida,
como los surfistas,
esperando la gran ola de una estupenda noticia.

La vida
es como un gran periódico, doblado,
de que se van desprendiendo
las peligrosas noticias, que si echas la cuenta, al final,
son la mitad buenas y malas la otra mitad.

Nadie sabe las que corresponden a cada día,
más que el buen padre Dios,
que cada día, al ponerse el sol
va haciendo un paquete para cada uno de nosotros,
según conviene y jamás entenderemos
hasta el final del tiempo, cuando todos se explique.

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