¿Qué es,
dime,
buen padre Dios
lo que en realidad importa?
Seguro
que me está contestando.
Si existe
y yo insisto en creerlo,
quiere, sin duda, hablarme,
me habla,
soy yo, el que no entiendo.
Pienso,
que cualquier hombre,
yo,
por ejemplo,
teme escuchar la inmensa, probablemente insoportable
voz
del buen padre Dios.
Y El, por eso,
nos habla con el ruido
del agua viva,
con el rumor del viento.
Lo que pasa es
que desde que fuimos expulsados,
nadie recuerda
por qué,
del Paraíso,
no hemos vuelto a ser capaces de atrevernos
a tratar de entenderlo
y vagamos
por los caminos, preguntando,
sordos de miedo a que un día cualquiera,
nos conteste.
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