domingo, 18 de enero de 2009

La poesía es otra forma de expresión. Utiliza la palabra y el ritmo, el sonido y el silencio. La entonación tiene en ella mayor importancia que en la lectura de un texto en prosa. En mi opinión, la poesía es un modo de expresión ideal para los más vagos y que sean capaces de una mayor sensibilidad, en espacial cuando se trata de personas mudas para la otra expresión todavía más próxima a la excelsitud, que es la música. La música suprime lo que el sonido tiene de artesanía y manipulación y es poco más que luz modulada.

Cualquier cosa, hecho, acontecimiento, conducta, puede expresarse en forma poética. No hay más mondar la expresión de cuantos aditamentos desfiguran la conjunción de palabras, tras de haber escogido las que de modo más sutil más se adaptasen a lo que se pretende decir, limpiarlas en la medida de lo posible de adjetivos o de adverbios inútiles o excesivos y colocarlas, junto con las complementarias, en el lugar oportuno del tono o de las proximidades de un silencio que favorece el ritmo y convierte al conjunto poco menos que en canción, es decir, el paso antes de pisar el umbral de la música.

Fijaos en dos ejemplos de expresividad poética:
Rosales dobla la esquina, llega a su calle, mira hacia los balcones de su hogar, atardece, ya es casi de noche y escribe: “gracias, Señor, la casa está encendida”.
Machado, en este caso creo que Manuel, refiere la ruptura de una relación y lo hace mediante una expresiva copla: “tu calle ya no es tu calle / que es una calle cualquiera / camino de cualquier parte”.

Deslumbrantes ejemplos de lo que pese a estar tan claro, yo no sé explicar con la debida claridad. -

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