Pasa
la música, entre el aire,
como un chorro de luz,
mínimo, a veces,
otras,
disparatado, abierto,
deslumbrante.
De pronto, hace una pausa,
queda
roto, tembloroso, se desprenden
de su quiebro dos lágrimas
y brota
en el suelo
del jardín,
como una flor mínima,
la nostalgia.
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