Cualquier alborada gris, como esta de hoy, que abres la ventana y entra como un pájaro el lamento de las gaviotas y se hace ambiente de película en que se describe un puerto del norte, con su olor a nostalgias, que mueve el índice del viento, inquisitivo. Busco el periódico gordo, orondo, del domingo, hecho a piezas repartibles entre la familia, aunque falte el TBO de los niños, con sus aventuras imposibles, y me encuentro por lo menos dos homicidios a puñaladas, en uno de ellos a la víctima le asestaron dieciocho puñaladas, en otro, el homicida, hermano del muerto a puñaladas, se tira y mata por un balcón acto seguido. Dos periódicos hablan de sendos poetas muertos. Otro publica y propone mi damero y uno más, mi crucigrama preferido. Los políticos siguen alejándose, pienso que en el mundo entero, pero tal vez más aquí, de la realidad y de lo que piensa y querría la gente normal. Solo que el mundo no es normal y por eso la gente que preferiría vivir en uno que lo fuese, parece como desterrada o vagando por un desierto, mientras los anormales toman posesión de ámbitos cada vez más anchos. No hay más que fijarse en quienes “salen” en la ventanilla de la tele cuando habla de personas supuestamente importantes, se supone que influyentes y como tales, famosas. En seguida compruebas la frecuente extravagancia, en relación con lo que dicen los libros que es una persona, un simple y sencillo ser humano dotado del sentido ese que antes llamaban común y cada vez lo es menos.
Arriba, siguen las gaviotas graznando, y ahora, además, se han formado dos y hasta tres bandadas de palomas, que giran, se entrecruzan, constituyen una sola y van de un lado a otro excitadas, pastoreadas por un diligente azor.
La otra noticia del día es que, tras sus partidos de ayer, el Barcelona y el Madrid están empatados a puntos en la cabeza de la Liga.
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