Lleva el frío, amarradas en el rabo
largo del invierno, flores de escarcha,
cristales
de espuma, estrellas de mar muertas.
Lleva el frío un látigo,
espuelas de luz y viento,
heladas notas agudas
del piano muerto
de la abuela. El frío
tiene sangre
de gaviota y de cormorán, y hay quien dice
que los ojos con que mira
son dos cristales
de hielo color naranja,
uno,
y otro de color de azufre.
El frío vive en la niebla,
pasa volando
sobre una nube,
pero baja, a veces,
nos besa –boca sin labios,
mirada de lejanías
estrelladas-
y nos deja
yertos de silencio oscuro,
mudos,
estremecidos
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