lunes, 15 de marzo de 2010

Cuando todo haya dejado de ser como era
es probable que te hayas hecho viejo.
Fingirán, cuando hablas como antes,
una cortés atención. Mira éste
-se dirán-
es curioso lo que opina. Debe ser
cosa de alguna locura, que confunde
este mundo con otro, de sus sueños,
que le han sorbido el seso sus lecturas
del tiempo
de Maricastaña.
Y si,
por malaventura,
vives demasiado tiempo aún,
procurarán dejarte abandonado, en la solana,
no vayas a coger frío y dar más lata,
para que cuentes las nubes que pasan,
te confundan
las noches y los días,
la soledad y el silencio.
No tendrás más compañía
que la del buen padre Dios,
inimaginable,
y tus recuerdos,
que llegará un momento en que no sepas
si fueron, de verdad, algún día como te los cuenta
tu envejecida memoria
o ni siquiera fueron más que vagos anhelos
de juventud,
humo
de aquellos
hermosos
proyectos que tuviste
para ir sobreviviendo hasta ahora mismo,
cuando ya has perdido, tal vez para siempre
y que esto sea
la eternidad,
la noción
de aquella mentira que llamaban tiempo.

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