miércoles, 31 de marzo de 2010

Pasa hoy el viento con prisa, apenas
da tiempo a escuchar el mensaje que con tanta prisa
lleva a nadie sabe dónde. O a lo mejor
hay alguien que sabe
adonde lleva, cada día, su carta de amor,
o un recado triste,
o la reclamación de una deuda impagada,
esta viento tenaz,
implacable.

Me quedo en la ventana, atento,
pero nada,
hoy ni dice poemas, ni cuenta
cuentos del mundo feérico,
hoy es un viento joven, primaveral,
que alzaría las sayas de las mozas núbiles
si aún las llevaran, pero tiene
que limitarse a jugar con sus piernas
todavía frágiles, esbeltas.

Todo es joven, hoy,
menos mi escepticismo, que se hace más hondo,
me convierte la esperanza,
aquella barca velera que fue,
en roca anclada,
inmóvil,
sombra de la espuma,
rompeolas.

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