En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 15 de marzo de 2010
Retorna, tras de cada novedad, de cada acontecimiento, la vida a su rutina, volvemos, cada cual, al ser de nuestro ser, el pan de cada día, que permite esperar confiados en otros acontecimientos, otras novedades que sin duda ocurrirán, sin saber cómo ni cuando de antemano, porque el futuro carece de forma y de sustancia, y nosotros, cada humano, somos la herramienta que se las proporciona y convierte así lo improbable en mentira histórica. Porque lo cierto es que la historia, incluso cuando se nos trata de contar de buena fe, viene con la mentira, a veces involuntaria, de la subjetividad del narrador, incorporada. La memoria, pienso, es un depósito del material con que trabaja la imaginación, y la imaginación completa y adorna los esquemas de la memoria. Creo que si en otro mundo imaginable y desconocido hay como algunos opinan vida, podría ser diferente de la nuestra, pero asimismo consistente en un ciclo cerrado en que nada se desperdicia ni se aprovecha del todo, pero cuando se deshace se recompone con otra estructura de los mismos átomos o de sus partes aún menores. La idea de la muerte necesaria para recrear vida y viceversa.
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