domingo, 22 de mayo de 2011

La araña que vive en el patio
-mi mujer dice jardín-
de casa,
es una araña, sin embargo, libre.

No me pidió
-ni a mi mujer tampoco-
permiso
para tejer sus telas en nuestro patio
-jardín-,
cazar allí sus moscas preferidas,
que pasan volando
sin pagar peaje alguno,
por el dichoso patio
-jardín, insisto, dice mi mujer,
que planta allí sus rosas,
tiene su limonero,
unas buganvillas secas,
calas,
margaritas de colores, que se cierran por la noche-,
por donde van, también hacia donde quieren,
cuando les da la gana,
los ciempiés, las hormigas y las salamandras,
una tribu de lagartijas
e infinidad de pájaros silvestres.

La araña es
la que hoy
llama más mi atención,
teje que teje,
implacable.

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