lunes, 23 de mayo de 2011

Ultimamente, algo pasa, alguna benéfica conjunción se ha producido de planetas o de galaxias, porque no estoy yo acostumbrado a que ganen mis preferidos con tanta persistencia como ésta de que el Barcelona por un lado haya llegado a Wembley pasando por encima del enemigo tradicional y Paco Cascos a la mayoría de un Principado tradicional feudo de la izquierda más obstinada.

Ni el Barcelona ni Paco son de derechas ni de izquierdas. No juegan a ese juego. El Barcelona es catalanista y Paco jovellanista. Entre catalanistas y jovellanistas los hay de derecha y de izquierda, y esta última diferencia se va borrando, evidentemente, en los últimos tiempos. Lo moderno, lo más al parecer in es indignarse al hilo y de acuerdo con los consejos y las consejas del Stéphane Hessel ese, prologado por José Luis Sampedro.

Observo, sin embargo, que nadie se da por vencido. Ni los acampados en las plazas de la indignación ni el señor presidente del gobierno ni el Madrid. Todos ellos doblegados, entienden al parecer todos que lo han sido sólo provisional y circunstancialmente, razón por la que han decidido mantenerse, aunque sea al rebufo, en sus trece, los primeros porque no han conseguido que les diesen caña para sacarlos de la calle, sitio incómodo y duro para dormir durante muchas noches sucesivas, el segundo porque es especialista en no darse por aludido cuando le hacen ver lo equivocado que está y el tercero porque como han llegado a manifestar públicamente algunos de sus epígonos más al parecer acérrimos, les queda apoyar de manera expresa, explícita y con entusiasmo al equipo inglés que le queda al Barça como único obstáculo para tratar de ganar otra copa de Europa, copa Champion’s o como quiera que se llame ahora la que el Madrid tiene por cierto tan repetida. Al parecer les molesta que la gane otro y peor si ese otro es además español, como sin duda es el Barcelona, por más que haya quien pretenda confundir catalanismo con separatismo. Pienso que el catalanismo, como la asturianía, son modos diferentes de ser español, que precisamente por eso es algo tan rico y complejo de colores, características, caracteres y matices.

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