Llaman arte a lo que sin duda lo es, pero se queda, por incapacidad de quien ha tratado de expresarse o por la mera ficción que constituye su obra, cuando más, en artesanía, y, si no, en mamarracho.
Una obra es de artesanía cuando el autor trata de expresar mediante ella un sentimiento, pero carece de la inspiración para hacerlo de modo adecuado y lo único que es capaz de incorporar honradamente a su obra es la sinceridad; es un mamarracho cuando quien no ha sentido emoción que lo justifique, trata de copiar la forma de cualquier artista y así, unas veces acumula al vacío la torpeza y otras se expresa con precisión, pero sigue sin tener nada que decir.
Qué pena da escuchar un instrumento tocado con precisión profesional exquisita, pero sin la más mínima emoción; que pena, contemplar un cuadro sin contenido, por más que a veces haya sido pintado con inútil precisión fotográfica, digna incluso de encomios que nada que tienen que ver con los que se le deberían si hubiera sido una obra de arte; qué pena que haya perdido tanto tiempo el autor de esa novela o de aquel poema, posiblemente tan bien escritos, pero que ni cuentan ni dicen cosa alguna.
-Pero quién eres tú …
-Nadie, está claro. Un viejo, si quieres que me confiese, atrabiliario, en un rincón, leyendo, escuchando, mirando; tratando de hallar una emoción estética o ética o del conocimiento. Un anciano que no pretende convencer a nadie. Habla solo. Comparte lo que piensa. Sabe que no conoce la verdad absoluta. Define para su capote, para andar por casa. Es torpe, por añadidura, de modo que podría equivocarse y perderse algo que admirar, por haberlo descartado sin fijarse lo indispensable a veces para iniciar el diálogo que cualquier obra de arte suscita. Por pequeña que sea. No es cosa de tamaño ni de espectacularidad. Una obra de arte puede estar constituida por muy pocas palabras, escasos juegos de color y no tener tamaño superior a un grano de arroz. Y aún mucho menor, con todas esas lentes que han ido inventando y que ven incluso en el fondo remoto del pasado, cosas que ya no existen.
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