sábado, 14 de noviembre de 2009

De vez en cuando hay que tirar gran parte del botiquín de casa: aspirinas, colirios y deshollinadores de nariz, todos caducados. Suelo hacerlo cuando está el otoño creciéndose, alentado por el viento de las castañas. Luego, las castañas las vendían, gordas y lustrosas, los de la frutería gallega habitual de mercadillo de la ribera del río. En casa las cuecen sin anises y así resultan con más sabor a castañas- Para asarlas –decía la abuela- dales siempre un corte en la piel, antes de echarlas a la sartén, o te explotarán y saltarán alegremente de ella. El capitán que nos daba clase cuando la Milicia Universitaria, en el campamento de El Robledo, de La Granja de San Ildefonso, en la provincia de Segovia, hoy Comunidad castellanoleonesa, insistía en que había que decir explosionar, porque lo de explotar sonaba, no a explosión, sino a explotación. Todo un tipo, aquel viejo capitán, que recomendaba aferrarse al fusil como si fuese “el cuerpo de una gachí”. La abuela de un vecino de la tienda de al lado, que se llamaba Pepito, lo fue a ver un domingo y mirando los fusiles alineados alrededor del pivote central de la tienda de campaña le decía que tuviese cuidado “cuando uses una de esas escopetas”. Por entonces nos prestaban para “hacer el servicio”, aquellos fusiles Mauser, reliquias venerables de la guerra del 14 y de nuestras carlistadas, pasado por la última locura del 36. ¿Lo ves? ¿Ves como son digresiones? Empecé por contar lo de la limpieza del botiquín y mira dónde hemos llegado.

2 comentarios:

Tere dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Así es, creo que la vida en la universidad es hermosa, llena de muchas cosas que hasta antes de esto no conocía. Es extraño, porque sólo tengo 18 años y el mundo parece moverse en uan vorágine inexplicable.

Con respecto a lo del botiquín, mi mamá también suele hacer lo mismo, a mi me gusta ayudarla, no sé porque, eso de ordenar cosas 'viejas' me divierte un montón. Ah, y claro, uno siempre empieza hablando de una cosa y termina con algo nada que ver.

Pero, creo que esa es la belleza del lenguaje.

Tere

bosco dijo...

Gracias a tí, por acercarte a este rincón desde que un viejo buho mira pasar las luciérnagas. Mi afectuoso saludo. Bosco. -