En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 30 de noviembre de 2009
La sabiduría va dejando huellas a su paso y aquí y allá, un color, un olor o la poesía de una fórmula matemática con una parte de la verdad temblando, todavía, en carne viva del conocimiento.
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