domingo, 22 de noviembre de 2009

De vez en cuando, me paso una mañana o una tarde saltando de blog en blog, cosa así como aquello del camino o el juego de la oca, cuando se iba de oca en oca y tiro porque me toca, y se queja la gente de que hay unos que gastan sin medida y otros no tienen qué gastar. Ocurre, sin embargo, a veces, que los que no tienen llegan a tener y lejos de corregir los excesos que criticaban, lo que hacen es imitarlos y reproducir, con diferentes protagonistas activos y pasivos, el mismo esquema social que antes provocó sus iras.

Conozco pocos jefes más duros para sus subordinados que los que asciendes de entre las filas de esos subordinados.

Este es un mundo complejo –dice un buen amigo, coñón, jocoso y, aunque ripioso en ocasiones, siempre con alma e intención de poeta-, que me deja muy perplejo. Yo le digo que es como es y que lo único que procuraría corregir, sería extender información y educación.

Hasta para herir hace falta hacerlo educadamente, y cuanto más se sabe, se abre en mayor medida la avidez de seguir aprendiendo y tratar de acercarse a la sabiduría misma, como inmensa burbuja, siempre insuficiente, de conocimientos. Saber afina la inteligencia, la educa, abre los ojos de la estimación estética, nos mejora y para colmo nos proporciona criterios respecto de lo que debe o no debe hacerse.

Cierto que si actuásemos sólo con criterios reflexivos, la falta de sentimiento nos alejaría de la equidad, impediría la misericordia incluso, pero es que una mayor dosis de conocimientos permite dosificar en cada caso concreto la reflexión con la misericordia y la dureza imprescindibles para tratar con humanidad los problemas concretos, el pan nuestro de cada día. Hasta el sentido del humos es indispensable par que el ser humano se conduzca como tal.

Hay toda una sembradura por la red de huellas de piratas, corruptos de la más variada condición y estamento social, privilegiados sin motivo, meritorios sin privilegio ni premio, políticos incapaces, vividores de estrafalaria fama, manguanes que sobreviven sin dar palo en el agua y a fuerza de exhibir sin pudor sus carencias. Parece multitudinariamente claro que tenemos que aprender y luego aprender a comportarnos de otra manera. Cuado la mayoría de un grupo social se comporta de un modo homogéneo constituye , acaba de forjar, alambicar, modelar una cultura.

2 comentarios:

A N A D O U N I dijo...

Busquemos la belleza en un párrafo de García Márquez. Fuera hay poca cosa, amigo Bosco.

Un abrazo fuerte.

bosco dijo...

Si fuera no hay nada, yo no soy nada. ¿Qué es mi piel, si no puedo rozarla con otra piel? ¿Qué son mis palabras, si no puedo intercambiarlas con otras palabras? Sin los otros, no soy nada ni nadie. Bosco.