viernes, 30 de diciembre de 2011

Me dicen en la prensa de hoy que bajó no sé qué décimas el IPC y me echo a reír, por no llorar, puesto que el mismo día pago el gasóleo de la calefacción al doble de cuando la entrada del siglo y el milenio. El doble, maldita sea, euro a euro, y encima hay quien dice que algo baja, cuando la vida, en los últimos diez años ha subido en la realidad de cualquier cesta de la compra de una casa normalita, un cincuenta por ciento por lo menos. Un tercio de lo que se paga ahora mismo.

Mientras la burbuja subía y subía, cada vez más tersa, más tensa, más vulnerable, todos felices. Ahora …

Cala, mientras dea pa comer –dice mi contertulio más bablista, en su mezcolanza de bable occidental y gallego oriental-, y tiene razón. Habrá más gente mucho más angustiada, viendo que la mareona sube y sube, como un tsunami que nadie sabe lo que será capaz de engullir cuando alcance los límites de su enormidad.

El secreto de asuntos como éste –dice el contertulio más viejo, superviviente de varias guerras, postguerras y guerras frías-, es permanecer a flote. No hacer demasiados esfuerzos, pasar desapercibidos y aprender a aprovechar las sobras, las cenizas, los recuerdos.

Y si sube la carne, pasarse a los hidratos de carbono y el hierro, u séase, patatas y lentejas. Las lentejas –aseguraba la abuelina- tienen muchísimo hierro, y, si se ponen en conserva como después de la guerra, traen la proteína de gorgojos incorporados. Y si sube el puñetero gasóleo que nos aseguraron cuando nos pusieron la caldera que iba a ser el combustible barato del porvenir, cójete una manta zamorana, envuélvete, acurrúcate y año nuevo, vida nueva, aprovechando que estamos a fines de enero, adornados por las flores de la escarcha que gratis pone la helada por defuera de las ventanas de esta benevolente entrada de invierno.

Leo asimismo que un tercio largo de los inmigrantes que venían a nuestra Jauja inmobiliaria, ha reemprendido el viaje. Nos toca a nosotros regresar a las arcadias rurales, donde, mientras quede tierra laborable, cabe dejar chanteiros para garantizar las berzas del año que vien, sembrar fabes trepadores, ir alimentando el gochu, trabajarse el güerto como cuando los contrucios. Sobrevivir.

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