Los mismos de antes, es decir PSOE y PP, lo han conseguido. Acorralar a Paco Alvarez Cascos y obligarle a convocar unas elecciones en que unos, el PP, creen que van a arrollar, y otros, el PSOE, consideran que habida cuenta de la división del grupo adversario, partido por gala en dos, van a poder invertir la tendencia nacional de inclinación al PP.
Los votos más esperanzadores, que serán los de Francisco Alvarez Cascos y su Foro, resultarán posiblemente insuficientes, y quienes de uno y otro lado acreditaron ya su incompetencia para sacarnos del atolladero en que estamos, volverán a repartirse las respectivas responsabilidades, con el mismo probable resultado de lo que hasta ahora habían malogrado.
Como consecuencias inmediatamente previsibles, el Principado formará durante un período de entre medio y un siglo en el pelotón de los torpes de una España relegada por la pobreza a que nos llevarán las medidas monetarias que utilizará un gobierno de técnicos para reducir el gasto y con él la vitalidad económica, sin previsión conocida de un ulterior mapa de relanzamiento, asimismo al pelotón de los torpes de esta Europa incapaz de consumar su consolidación como Estados Unidos de Europa.
Para Asturias, una tragedia, para España un paso atrás, para Europa, asomarse a la categoría de espectadora de un mercado en que podrían haber competido dólares, yenes, yuanes piastras y euros, pero al que el euro va a llegar devaluado y renqueante.
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