Hay muchas, tal vez docena y media de comunidades, con sus
respectivas peculiaridades, que a veces son lo único en que se diferencian.
Hay quien vive, le correspondió en suerte, que esas cosas
pasan, y puedes nacer con unos genes u otros, o meterte en aventuras que te
dejan cicatriz imborrable, a quien le tocó, una de esas comunidades enfrascada,
ensimismada, encerrada en un círculo mágico trazado por ella misma, que, a
continuación, ha olvidado las palabras para salir.
Hay comunidades, como ésta que digo, que giran, disparadas
por un misterioso zumbel y puede que ya no vayan a parar hasta que todo el
invento se lo lleve, como hace siempre, con una risita sardónica de adorno, la
historia.
Suele mantener cada peonza el susurro particular, en que se
emboza y autosatisface a sí misma. ¡Los mejores!
Se desmoronan los mampuestos, cuando los colocaron aprisa y
corriendo, de tente mientras cobro, una serie de mastuerzos. La pared se
abomba, ladea y cae con estrépito de arrepentimientos tardíos, y, por ello, ya
ineficaces.
Ni torturado, creo que diría cuál es o cuáles son estas
autonomías, que por otra parte todos lo sabéis y lo estáis malviviendo, eso que
no ha llegado aún lo peor. Lo pero está justo al final de la última etapa de
terreno malo. Será síntoma de que está a punto de acabar la pesadilla para los
primeros que acabe y estará entonces a punto de hablarse del calvario de la
primera decena de los dosmiles, cuando hubo que aprender a hablar y conducirse
de manera diferente.
Nadie sabe por qué, cómplices los diversos estamentos, hay
sociedades, grupos, provincias, comunidades, comoquiera que según los tiempos
les llamen, en que parecen disfrutar de un extravagante privilegio de
continuidad los que acreditan una y otra vez insuficiencia. Tal vez sin conciencia
de ello, formen una especie de equipo de que excluyan a los más exigentes. Y
puede que, si no eficacia, este modo de hacer, con precedentes en aquel “que
inventen ellos”, permita vivir a más, de
modo más mediocre, pero menos esforzado.
Sólo hay un problema de conformidad contra que podrían
rebelarse los más exigentes. Lo que pasa es que siempre resultarán demasiado
pocos y se perdería su voz entre todo este abrumador coro de cigarras
incansables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario