Éramos
como dos pájaros de ciudad,
que nadie sabe si tuvieron nido,
gorriones solitarios,
viajeros sin rumbo,
de los tranvías amarillos,
que no supimos nunca
si iban a alguna parte.
En cierto modo
éramos una parte de la enorme ciudad,
que, enfrascados,
no reímos nunca, y tú te sorprendías
leyendo en el periódico noticias
impresionantes, de las cosas
que podrían haber ocurrido del otro lado del mundo.
Éramos …
¿a quién le importa?
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