En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
miércoles, 10 de junio de 2009
Seremos parecidos a como somos. No hay, en lo material, para constituir sendos patrimonios materiales como los que tienen unos pocos para los más de cuarenta y cinco millones que ya somos sólo en España, una cantidad miserable, si se compara con los seis mil quinientos millones de habitantes que hace poco ya tenía el mundo, pero sí es posible repartir a manos llenas la sabiduría, la riqueza cultural, la capacidad de gozar aunque no se tenga nada de lo material, ni una cuarta de tierra ni una moneda de oro. Soy partidario de que procuremos repartir lo que abunda para que entre muchos sean capaces nuestros nietos de reconstruir una sociedad más justa y más pacífica, además de más sabia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario