La turbia torrentera
que arrastra la multitud invisible,
aherrojada, cautiva en el seno del agua.
No da tiempo a pensar,
con esta lluvia inacabable
de palabras vacías, chubascos
de palabras sin sentido,
gritos.
Caos viviente, muerte y vida entremezcladas,
en este desasosiego
del agua.
Todos vamos
con lo que fue,
en lo que fue,
en lo que es ahora
río.
“Nuestras vidas son los ríos” …
¿o es la mar
lo que es vida?
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